No esperaba recibir tanta gente en mi blog, y por esto voy a dedicar un capítulo para agradecerlo:
A D. Juan que me está atendiendo continuamente y me enseñó cómo hacer el Blog. (Tendré cuidado con la ortografía)
A Pablo Gutiérrez por hacerme dar el primer paso y aconsejarme en mi novela.(Tu novela es muy buena, me leí todo de un tirón y te diré cosas que puedes mejorar je,je)
A Javier Soria por acompañarme en el sentimiento, que ya le he metido el Link.(La primera poesía de tu blog me encanta)
A todos los lectores que conozco y a los anónimos, ya me pueden meter comentarios.
Espero que sepáis esperar con paciencia mi próximo capitulo, y que tengáis en cuenta que leo todas vuestras proposiciones.
sábado, 28 de abril de 2007
viernes, 27 de abril de 2007
CAP 3 Historia en Albacete (La vida en el colegio)
-¡Eh, chicos!- grité ilusionado
Todos mis amigos y amigas de mi clase se acercaron y se amontonaron alrededor mía, como si les fuera a contar que Lola se había puesto enferma.
-Voy a tener un nuevo hermano- dije.
-¿Y cómo se va a llamar?- sonó una voz por el fondo.
-No lo sé, me lo acaban de contar y además...- pero no me dio tiempo para terminar la frase, pues la sirena del patio sonó cortándome mi relato.
Todos nos colocamos en fila india, con gran alboroto, delante de la puerta de clase, y seguídamente Lola apareció por la entrada.
-Niños, por favor, escucharme un momento, hoy vamos ha hacer unos dibujos, y quien se porte mal, no podrá dibujar- chilló para hacerse escuchar.
Para nosotros el dibujo era la clase más entretenida, y especialmente a mí, puesto que creo que se me da bien pintar.
Con pequeños pasos y cuchicheos, uno a uno nos fuimos metiendo dentro de clase, donde nos sentamos en nuestros pupitres para que nos dieran una hoja.
-Tenéis que dibujar una... ¡Cállate ya Miguel! una pintura de... ¡Como te vuelva a escuchar te vas de clase! de los Reyes Magos, venga, empezar- nos ordenó, especialmente a mí, mientras repartía las hojas.
Todos comenzamos a pintar, mientras la profesora se acercaba a nuestros sitios para ver cómo hacíamos el dibujo, que por cierto, mis Reyes Magos estaban sobre una estrella.
Al terminar, nos dedicamos a entregar las hojas, pero al ver la mía exhaló un grito.
-¡Pero cómo se te ocurre cometer semejante idiotez! vete a tu sito a repetir el dibujo, los demás, al patio-
Todos mis amigos y amigas de mi clase se acercaron y se amontonaron alrededor mía, como si les fuera a contar que Lola se había puesto enferma.
-Voy a tener un nuevo hermano- dije.
-¿Y cómo se va a llamar?- sonó una voz por el fondo.
-No lo sé, me lo acaban de contar y además...- pero no me dio tiempo para terminar la frase, pues la sirena del patio sonó cortándome mi relato.
Todos nos colocamos en fila india, con gran alboroto, delante de la puerta de clase, y seguídamente Lola apareció por la entrada.
-Niños, por favor, escucharme un momento, hoy vamos ha hacer unos dibujos, y quien se porte mal, no podrá dibujar- chilló para hacerse escuchar.
Para nosotros el dibujo era la clase más entretenida, y especialmente a mí, puesto que creo que se me da bien pintar.
Con pequeños pasos y cuchicheos, uno a uno nos fuimos metiendo dentro de clase, donde nos sentamos en nuestros pupitres para que nos dieran una hoja.
-Tenéis que dibujar una... ¡Cállate ya Miguel! una pintura de... ¡Como te vuelva a escuchar te vas de clase! de los Reyes Magos, venga, empezar- nos ordenó, especialmente a mí, mientras repartía las hojas.
Todos comenzamos a pintar, mientras la profesora se acercaba a nuestros sitios para ver cómo hacíamos el dibujo, que por cierto, mis Reyes Magos estaban sobre una estrella.
Al terminar, nos dedicamos a entregar las hojas, pero al ver la mía exhaló un grito.
-¡Pero cómo se te ocurre cometer semejante idiotez! vete a tu sito a repetir el dibujo, los demás, al patio-
jueves, 26 de abril de 2007
CAP 2 Historia en Albacete (salida por la mañana)
Me levanté temprano, a oscuras, y a pesar de tener un sueño que pocas personas podían llegar a tener, tuve fuerzas para levantarme y frotarme los ojos. Me quedé un rato en mi cuarto, pensando en las musarañas y me dí cuenta de que eso de estar sin hacer nada era aburrido, hice un pequeño bostezo y abrí la puerta. La fuerte luz de la casa y el ruido de los cubiertos me señalaron que mis padres ya se habían levantado, y me dirigí a la cocina.
- ¡Buenos días dormilón! - exclamó mi padre al verme aparecer por la puerta con el pelo encrespado -fíjate qué hora es, pero bueno ¿se te han pegado las sábanas al cuerpo o qué? anda, sírvete la leche que nos tenemos que ir al colegio-
Todos los padres se ponen así cuando ven a su hijo de tres años despertarse con cara de muerto.
- Buenos días Miguelón, ¿dormiste bien? venga, que ya es lunes y tienes que ir al cole - me dijo mi madre que seguidamente me soltó un beso en la mejilla.
¿Véis la diferencia entre mi padre y mi madre? aunque tenía cara de cansada y de estar enferma no hice mucho caso y me preparé un vaso de leche con colacao, al tomármelo de un solo trago pedí a mi padre que me untase una tostada con mantequilla. Los desayunos en Albacete siempre fueron de los buenos, podías comer lo que quisieras y todo estaba buenísimo, eso sin hablar de la merienda.
Al poco tiempo mi padre, mi madre y yo esperábamos a Dolores, para que se quedase al cargo de la casa, y al llegar con besos y prisas mi padre me hacía volar por las escaleras, me metía en el coche y arrancaba el motor.
- papá - dije mirando por la ventanilla del coche - ¿por qué mamá está malita?
- hijo - dijo mi padre dándose la vuelta - vas a tener un hermanito.
¿Qué? ¿Cómo que un hermano? no me lo podía creer ¿De veras era cierto? Me pasé todo el viaje pensando en mi nuevo hermano y al llegar al colegio se lo conté a todos mis amigos.
- ¡Buenos días dormilón! - exclamó mi padre al verme aparecer por la puerta con el pelo encrespado -fíjate qué hora es, pero bueno ¿se te han pegado las sábanas al cuerpo o qué? anda, sírvete la leche que nos tenemos que ir al colegio-
Todos los padres se ponen así cuando ven a su hijo de tres años despertarse con cara de muerto.
- Buenos días Miguelón, ¿dormiste bien? venga, que ya es lunes y tienes que ir al cole - me dijo mi madre que seguidamente me soltó un beso en la mejilla.
¿Véis la diferencia entre mi padre y mi madre? aunque tenía cara de cansada y de estar enferma no hice mucho caso y me preparé un vaso de leche con colacao, al tomármelo de un solo trago pedí a mi padre que me untase una tostada con mantequilla. Los desayunos en Albacete siempre fueron de los buenos, podías comer lo que quisieras y todo estaba buenísimo, eso sin hablar de la merienda.
Al poco tiempo mi padre, mi madre y yo esperábamos a Dolores, para que se quedase al cargo de la casa, y al llegar con besos y prisas mi padre me hacía volar por las escaleras, me metía en el coche y arrancaba el motor.
- papá - dije mirando por la ventanilla del coche - ¿por qué mamá está malita?
- hijo - dijo mi padre dándose la vuelta - vas a tener un hermanito.
¿Qué? ¿Cómo que un hermano? no me lo podía creer ¿De veras era cierto? Me pasé todo el viaje pensando en mi nuevo hermano y al llegar al colegio se lo conté a todos mis amigos.
miércoles, 25 de abril de 2007
CAP 1 COMIENZO EN ALBACETE
¡Hola! me llamo Miguel, y no voy a contaros la típica historia de rescatar a la típica princesa en la típica torre del típico castillo, ¡no! os voy a contar mi vida, pero no os preocupéis, sólo lo más importante.
Antes de empezar la historieta quiero deciros que es completamente real, siempre me ha gustado escribir relatos inventados, pero de esta novela estoy orgulloso, pues me he dado cuenta que la mejor aventura que conozco no está en mi imaginación, si no en mi memoria.
Todo comenzó el 7 de marzo de 1.993, en Madrid. A los pocos días de vida, mis padres (Ana y Miguel), y yo nos marchamos a la ciudad de Albacete, en Castilla-La Mancha. Este lugar estaba la mayor parte del día en tranquilidad, casi siempre hacía buen tiempo y los parques para jugar no faltaban.
Antes de empezar la historieta quiero deciros que es completamente real, siempre me ha gustado escribir relatos inventados, pero de esta novela estoy orgulloso, pues me he dado cuenta que la mejor aventura que conozco no está en mi imaginación, si no en mi memoria.
Todo comenzó el 7 de marzo de 1.993, en Madrid. A los pocos días de vida, mis padres (Ana y Miguel), y yo nos marchamos a la ciudad de Albacete, en Castilla-La Mancha. Este lugar estaba la mayor parte del día en tranquilidad, casi siempre hacía buen tiempo y los parques para jugar no faltaban.
Cuando aún no tenía edad para ir a la escuela, una muchacha llamada María José me tenía día y noche encerrado en la cuna (por esto, mis despistes en clase). Y lógicamente, a las pocas semanas se fue de casa.
El primer día de cole comenzó con llantos y patadas a la tripa de mi padre, que me llevaba a hombros, pero al darme cuenta de que todos los niños y niñas me miraban, me marché a mi pupitre. Nuestra profesora del Colegio Escolapios se llamaba Lola, y me enseñó el auténtico significado del castigo. Mis amigos se llamaban Jorge Garrido, Rafa Casas, David, Consu y Palala, y aunque tenía muchos más ya no les recuerdo.
A la salida de la escuela, Dolores (la mejor cuidadora que he tenido hasta ahora), mi hermano y yo cruzábamos por delante del despacho de mi padre. Si teníamos tiempo subíamos a fotocopiarnos las manos y la cara. Más tarde se los ensañábamos a mi madre y siempre se reía aunque ahora comprendo porqué.
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